viernes, 21 de agosto de 2009

La esencia permanente...




Y mirarte desde lejos como si casi no pudiera tocarte, sentirte respirar y no saberte aquí. El dolor de la tibieza congelada y de tu sonrisa que casi no la escucharé más de lo que quisiera, sin embargo te veo en el paso lento de tus años aquellos, te veo en la piel de tus manos ásperas por que aunque el frío y la crudeza de algunos días no pudieron quitarte ese abrazo eterno que me dejaste. Esa sonrisa nunca, jamás se la llevará nadie, abuelita mía.

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